Emociones «malas», ¿existen?

Autora: Mireya Martín Manzano (Psicóloga colaboradora de ANPSA)


¿Qué son las emociones?

Las emociones son respuestas que da una persona ante distintos estímulos del ambiente, y se manifiestan a nivel cognitivo (¿qué pienso?), a nivel fisiológico (¿qué sensaciones tengo?) y a nivel motor (¿qué hago?). En definitiva, las emociones son parte de nuestra vida y gracias a ellas somos capaces de actuar.

Las emociones desempeñan unas funciones que son fundamentales:

  • Función adaptativa: Sirven de mecanismos de “alerta” ante determinados estímulos, hacen que en función de la situación que vivamos, nos adaptemos a ella.
  • Función motivacional: Las emociones nos mueven a conseguir lo que es beneficioso o a evitar lo que es perjudicial.
  • Función social: Muy importante, ya que nos sirven como lenguaje para comunicarnos con los demás, facilitan la relación interpersonal y la creación de lazos emocionales. Observar la expresión de las emociones en los demás nos permite anticipar sus reacciones y adaptar nuestra conducta.

¿Cuáles son las emociones?

Estas son algunas de ellas, las que conocemos como emociones básicas:

  • MIEDO: Gracias al miedo, estamos vivo: nos permite detectar un peligro y actuar.
  • ALEGRÍA: Favorece la recepción e interpretación positiva de los estímulos, aumenta la energía, el disfrute, el aprendizaje.
  • ASCO: La respuesta de escape o de rechazo a algo desagradable (protege de lo potencialmente dañino). 
  • TRISTEZA: La reacción emocional frente a una pérdida. 
  • IRA: Es la respuesta emocional frente a la frustración o al dolor.
  • SORPRESA: Reacción emocional breve que causa algo imprevisto o extraño. Concentra la atención para procesar informaciones novedosas.

¿Y cómo clasificamos estas emociones? Es muy común hacerlo según sean emociones positivas o negativas, pero realmente ¿las emociones son buenas o malas? Mejor digamos que son emociones agradables o desagradables.

Nuestra sociedad actual tiende a negar la tristeza, así como todo lo relacionado con el dolor y la premisa de “tenemos que estar bien” está a la orden de nuestros días. Y no solo ahora, si no desde que somos pequeños, ya que todos hemos oído alguna vez lo de “no llores, no pasa nada”, ¿verdad?.

Muchas veces, el bloqueo de las emociones puede ser un mecanismo para protegernos, pero cuando las emociones desagradables son intensas, duran mucho tiempo o sentimos que no tenemos el control sobre ellas, tendemos a negarlas. Así, si nuestro objetivo es que esa emoción desaparezca, vamos a conseguir el efecto contrario, que es amplificar ese malestar.

Todas las emociones, ya sean agradables o desagradables, tienen una función y provocan reacciones fisiológicas y motoras encaminadas a promover una respuesta. Así, por ejemplo, si nos centramos en la tristeza puede que provoque inactividad y desmotivación, pero sirve para que reflexionemos acerca de una situación o para pedir ayuda a los demás.

 

Entonces…. ¿por qué nos negamos el derecho a estar tristes?

 

 

Un comentario sobre “Emociones «malas», ¿existen?

  1. Es completamente necesario y adaptativo no solo saber reconocer e interpretar nuestros estados de ánimo y nuestras emociones sino también reconocerlas en los demás, lo que venimos a llamar Empatía. Cada persona en distintos momentos de su vida y dependiendo de sus propias experiencias cercanas o por su situación personal concreta es susceptible de identificarse más con unos tipos de emociones que con otras, esto es algo que saben utilizar por ejemplo las campañas publicitarias de concienciación para captacion de socios, es mas posible que colaboremos en una campaña contra el cáncer cuando por ejemplo estamos pasando muy de cerca por ese proceso. Es importante para nuestra salud mental saber identificar los distintos estamos emocionales y aplicar las estrategias que nos ayuden a superar aquellas que nos causan malestar a nosotros y/o a los demás.

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